Autor: Víctor Modesto González Pérez
Cuando hace unos días me he acercado al concepto
de suboptimización empresarial, el cuál desconocía con
la terminología técnica, poco podía imaginarme que al profundizar en dicho
concepto para escribir este post, me iba a dar de bruces con realidades que día
a día he vivido, que siempre he visto como una desventaja competitiva, sobre
las que he reflexionado mucho pero sobre las que desconocía que existiera, no
ya solo un nombre para el concepto, si no toda una teoría detrás… La
suboptimización empresarial:
Permitidme que haga aquí el proceso inverso al
que yo he vivido, es decir, que vaya desde el concepto abstracto del enfoque
sistémico, hasta un ejemplo ficticio para ilustrar un caso grave de suboptimización
empresarial.
La primera vez que estudiamos las teorías
empresariales, ya nos clasifican la empresa como un sistema abierto. Desde un
punto de vista conceptual, la teoría de sistemas define la suboptimización
como el estado en el que la optimización parcial de los subsistemas no conduce
a la optimización del sistema en su conjunto. O dicho de otro modo un estatus
de suboptimización sistémica se produce cuando nos enfocamos con atención
en los elementos individuales de un sistema y perdemos la conciencia de que
todos los elementos de un sistema están relacionados entre sí y deben estar en
armonía para conseguir el óptimo global del sistema.
Este hecho puede conducir a la paradoja de
invertir recursos en optimizar un subsistema empresarial, es decir, un
departamento de la empresa, y que esto provoque un empeoramiento del óptimo del
sistema, es decir, empeore los resultados empresariales.
El modelo de estructura empresarial más dado a
sufrir este tipo de ineficiencias es la organización departamental. Cada
departamento (ventas, financiero, producción etc) tiende a optimizar su propia
área de responsabilidad olvidándose del conjunto empresarial. Para tratar de
evitar la suboptimización empresarial, surge la figura del Director General.
En empresas pequeñas y medianas, donde el
empresario es a la vez el Director General, esta figura realiza correctamente
su función ya que los objetivos e intereses generales de la empresa (del
sistema), coinciden con los objetivos e intereses de la dirección (el
subsistema directivo).
Pero que ocurre en una multinacional, donde el
Consejero Delegado, es a la vez un departamento y por tanto un subsistema empresarial
cuyos objetivos e intereses son a veces distintos de los objetivos e intereses
de la empresa (del sistema).
Vamos a inventar un ejemplo que nos sirva para
ilustar el concepto de suboptimización: Imaginemos una empresa multinacional en
la que el Consejero Delegado tenga como único subobjetivo la contención del
EBITDA (Beneficios antes de intereses y tributos).
Cada vez que se reúne con el Consejo de
Administración Corporativo transmite una contención del EBITDA o al menos una
reducción menos que proporcional a la caída de ingresos provocada por la crisis
económica. El objetivo del subsistema “Consejero Delegado” es mantener los
beneficios, sin embargo el óptimo del sistema empresarial es conseguir ese
mismo objetivo sin tocar el Core Business, ya que si contenemos los beneficios
(a pesar de la caída de ingresos), a costa de comprometer el Core Business y
por tanto la viabilidad empresarial a medio plazo, estaremos consiguiendo el
objetivo parcial del subsistema Consejero Delegado, pero comprometiendo la
permanencia de la empresa en el mercado.
Imaginemos que el subsistema Consejero
Delegado para contener el EBITDA a pesar de la reducción de ingresos provocada
por la crisis, adopta las medidas normales en estos casos (ERES, reducción de
Dietas etc), pero imaginemos también que no es suficiente, por lo que decide
paralizar cualquier inversión en I+D así como cualquier inversión en
actualización de los sistemas de información.
Si el Core Business de esta compañía fictica
fuera proveer de soluciones empresariales a PYMES, basadas en los
sistemas de información. Al no innovar y ni tan siquiera actualizar los
sistemas de información, el proceso de obsolescencia tecnológica empezaría a
afectar al nivel de servicio ofrecido a los clientes. Esto provocaría que
a la pérdida normal de clientes que se producía por la crisis, se le uniera la
pérdida de clientes que huirían de un servicio cada vez más deficitario. Una
espiral difícilmente contenible que provocaría la salida de la compañía del
mercado en pocos años.
En este ejemplo, la optimización del subsistema
“Consejero Delegado”, ha provocado un alejamiento paulatino del total del
Sistema (la empresa) de su propio óptimo, es decir, incrementar o contener el
EBITDA pero asegurando su pervivencia en el mercado.
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