viernes, 2 de noviembre de 2012

No tengo tiempo para afilar la sierra



Autora del Post:   Isa Bravo


Stephen R. Covey, en su libro Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva”, destaca la importancia de “afilar la sierra” y  lo muestra con una pequeña historia:

-        ¿Qué está usted haciendo? —le pregunta.
-        ¿No lo ve? —responde él con impaciencia—.  Estoy cortando este árbol.
-        ¡Se le ve exhausto! —exclama usted—.  ¿Cuánto tiempo hace que trabaja?
-        Más de cinco horas, y estoy molido.  Esto no es sencillo.
-        ¿Por qué no hace una pausa durante unos minutos y afila la sierra? —pregunta usted—.  Estoy seguro de que cortaría mucho más rápido.
-        No tengo tiempo para afilar la sierra —dice el hombre enfáticamente—  Estoy demasiado ocupado aserrando.

    Afilar la sierra es cuidarse y renovarse frecuentemente en 4 niveles: el físico (cuidar la alimentación, ejercicio físico regular), mental (formarse en habilidades, leer libros), emocional (dedicar tiempo a hobbies, amigos, familia) y espiritual (practicar meditación, relajación).  La mayoría de la gente está centrada en los resultados, y no “afilan su sierra” frecuentemente, y sus resultados cada vez van siendo más pobres.  Pero siguen obsesionados en seguir produciendo, dedicando horas y horas a su trabajo.  Es una mentalidad que tarde o temprano tiene consecuencias muy graves para un profesional.

    Afilar la sierra te da el equilibrio emocional que necesitas para afrontar con éxito todos los desafíos que te va a poner la vida y en concreto, la crisis.  Sólo desde ese equilibrio emocional lograrás tener la claridad mental necesaria para tomar las mejores decisiones en tu carrera profesional.

    Esto es muy común en el ámbito de la empresa.  El esfuerzo y la acción están sobrevalorados.  Por el contrario, se concede poca atención a los necesarios momentos de reflexión o de creatividad, que muchas veces son los que permiten realmente avanzar.  Esta forma de comportarse, conocida con el nombre de síndrome de actividad, puede convertirse en una trampa.  Se está tan absorbido por lo que se hace, que muchas veces se olvida lo realmente importante: ¿cuáles son mis metas?, ¿para qué estoy haciendo esto?, ¿cómo me ayuda esta actividad al logro de mis objetivos?

    En ocasiones, necesitamos hacer un alto en el camino para valorar los progresos, conocer nuestras dificultades y evaluar en qué medida estamos alcanzando lo que nos proponemos. “El tiempo perdido en reflexionar es en realidad un ahorro de tiempo”.  Afilar la sierra de vez en cuando contribuye a reforzar nuestros objetivos, mejorar nuestra forma de actuar y dar sentido a lo que hacemos.

¿De qué forma se aplican a la dirección de ventas?

    La contribución de la empresa a la sociedad o parte de la sociedad a la cual se dirige, el sentido del servicio (dimensión espiritual).  ¿Cuál es el objetivo de tu empresa?, ¿qué valor aportan tus productos/servicios a la sociedad?

    El conocimiento del mercado en el cual te mueves y las necesidades de tus clientes, además de la visualización de futuro, la planificación y la estrategia para emprender y mejorar la empresa (dimensión mental).  ¿Qué es lo que necesitan tus clientes?, ¿están tus servicios atendiendo a estas necesidades?,  ¿dónde quieres que esté posicionada tu empresa dentro de 5 años?

    Las relaciones con los clientes (dimensión social).  ¿Qué cuentan tus clientes sobre ti?, ¿qué clase de relación creas con los distintos distribuidores de tu empresa?, ¿qué podrías hacer mejor?

    Los beneficios de la empresa nos permiten seguir adelante con el negocio (dimensión física).  ¿Cómo repercuten los costes?, ¿cuáles son los clientes que te aportan el máximo del resultado con el mínimo del esfuerzo?



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